Cerca de sus hijos que se divierten en la guardería, mientras sus madres trabajan en un edificio cercano. Tanto si se trata de jefes de equipo de clasificación como de operarios de prensado o de mantecado, pueden hacerlo con toda tranquilidad. Pueden trabajar con confianza sabiendo que sus hijos están bien atendidos por las dos niñeras que cuidan de la guardería. En una región agrícola como Toussiana, las estructuras que permiten a las madres jóvenes con hijos pequeños seguir trabajando son casi inexistentes.
"Esta guardería es un cambio de juego. Permite a las mujeres de la cooperativa tomar las riendas de su propio destino y ayudar a sus hijos", afirma Nathalie Ouattara, fundadora de SOTOKACC. "También se trata de un logro personal. Ahora las mujeres pueden seguir trabajando después de dar a luz y mantener así su autonomía económica y social. Y a prosperar plenamente en su trabajo, su vida personal, su papel de madre, de mujer y mucho más."
En Burkina Faso, la manteca de karité siempre ha estado en manos de las mujeres: son ellas las que se encargan de la recolección y la transformación. Y así transmiten la experiencia de una generación a otra.
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Crecí en este pueblo. Rápidamente me di cuenta del extraordinario valor de su trabajo y de la manteca de karité, conocida como "el oro de las mujeres", que siempre ha sido esencial para el cuidado de la piel, la belleza, el bienestar de todos y cada uno de nosotros, explica Nathalie.
Con este proyecto, pensamos que podíamos ir más allá. Esta guardería es un paso importante para que las mujeres puedan trabajar con confianza. Y equilibrar todo un ritmo de vida."
Es la hora de comer y en la guardería de al lado una docena de niños de entre 4 meses y 4 años juegan a lo loco, con su viveza sonando por toda la cooperativa.